Por Luis Pedro Coroy
Con todo lo ocurrido en el
hogar Virgen de la Asunción, lo menos que podemos esperar es que haya una
investigación seria, responsable y que se haga justicia por cada una de las niñas muertas, así como también por quienes se están recuperando de tan
inimaginable situación.
Hoy un nuevo peligro con jóvenes
ocupa la atención de la sociedad pues jóvenes en conflicto con la ley, quienes
se presume son menores de edad, se han amotinado, mantienen personas detenidas
y a esta hora se sabe que le han provocado la muerte al menos a dos personas.
Lo que nos lleva a pensar que
si bien hay menores que necesitan ser protegidos o tutelados por los servicios
de bienestar social, hay otros por el contrario deberían pasar directamente a
la custodia del sistema penitenciario pues, a mi criterio, representan un
peligro para los niños o jóvenes con verdaderas oportunidades de ser
rehabilitados.
Foto: El Periódico |
No es posible que a estas
alturas y con todo lo que ha pasado las autoridades no logren proteger a sus
hijos más desamparados, señores no se trata de idear fórmulas o cálculos demasiado
complicados, aquí llegamos al punto de diferenciar entre peras y manzanas,
entre bueno y malo. PERO SE NECESITA DE VOLUNTAD POLÍTICA PARA HACERLO.
Hay que proteger lo bueno, lo
que puede aportar al país y crecer en nuestra sociedad. En cuanto a lo malo
debe ser el sistema de justicia quien dicte las medidas a seguir con esos “niños”
que hasta visita conyugal están demandando.
Si algo no está funcionando
en el correccional Etapa II, también esta revuelta debe servir a las
autoridades para corregir los procesos o a las personas encargadas del cuidado
de los menores, pero recordemos que la estancia en ese tipo de lugares es una
consecuencia de las malas decisiones, no es un lugar de retiro o descanso.
Como Estado, como sociedad,
lo cierto es que debemos actuar todos por el rescate de la niñez y la juventud
y esto se logra aportando educación, valores, respeto y amor propio en
cualquier entorno, hoy no ganamos nada con señalar, la solidaridad de la sociedad
puede cambiar el rumbo de las cosas y eso ha quedado más que comprobado, así que empecemos hoy el rescate de la niñez y juventud de Guatemala.
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