martes, 14 de marzo de 2017

MI ABUELITA Y SU CALDO DE POLLO

Por Federico Mora (colaborador, gran amigo y sin relación con el lugar re-bonito)

¿Alguna vez te preguntaste por qué el caldo de pollo de las abuelitas es tan buen remedio? Será el amor que le inyectan a su receta o deplano ya es uno de esos secretos que se pasan de generación en generación y son irrompibles.

En algún momento de mi vida tuve la dicha de vivir con mis abuelos, su casa como pintada de un cuento, o al menos así la recuerdo, era el escenario de batallas, aventuras y una que otra travesura, claro. 

Pero uno de los recuerdos que más disfruto es cuando por alguna razón me enfermaba, mi abuela me arropaba en una colcha color amarillo a casi punto de asfixia. Luego de eso nunca faltaba una dosis de una medicina tan buena como deliciosa, un caldo de pollo. 


Las bondades de este platillo tienen un motivo científico el cual se fundamenta en la gran cantidad de aminoácidos que contiene, principalmente cisteína, además de tener propiedades antinflamatorias. El caldo de pollo también calma la ansiedad lo que ayuda al cuerpo a descansar y recuperar fuerzas. 

Foto: cuantas-calorias.org


Sumado a los beneficios al sistema respiratorio, el caldo de pollo es genial para regular la flora intestinal, cuyo desequilibrio es causante de muchas enfermedades de la vida moderna. Además, la gelatina que contienen sus huesos ayuda al intestino a hacer su trabajo.

Su consumo también aporta sulfato de condroitina, glucosamina y otros compuestos que combaten algunas dolencias en las articulaciones. Todo un menjurje de bondades y nutrientes. 

Pero bueno, enfermos o no, siempre es bueno acercarnos a esas comidas que nos traen alegría, aunque no tengan el mismo sabor sabemos que en algún lugar ese caldo de pollo está ayudando a alguien y nos trae bonitos recuerdos. 



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