Por Luis Pedro Coroy
No es secreto que como país estamos muy lejos de alcanzar
niveles mínimos de desarrollo, en plano año 2,017 hay poblaciones enteras que
dependen del uso de la leña como alternativa energética, casi viviendo en la
época de las cavernas en donde quien tenía el fuego dominaba su territorio.
Pues bien, esa es la realidad de muchas de las comunidades en
el interior de Guatemala en donde, a falta de políticas de desarrollo rural eficientes
y fuentes de empleo, la gente continúa subsistiendo y consumiendo lo que tiene
a la mano, incluyendo los bosques, la vida silvestre en ellos y otros recursos.
Según estadísticas de la Comisión Nacional de Energía
Eléctrica, la leña es la que más se utiliza para la generación de energía, con
un 56.84% del consumo total nacional. Esto da una idea de cuántos hogares aun
utilizan el fuego como el centro de su vida cotidiana, principalmente para la
cocina.
Foto: iNFRARURAL |
Esto quiere decir que la demanda de este material inflamable
es grande lo que pone en riesgo los bosques pues ya sea de forma artesanal o
industrial se está reduciendo la cobertura boscosa y los esfuerzos por reforestar
son mínimos, sea por las mismas comunidades o el Estado.
En contraposición a esto, el consumo de electricidad a nivel
nacional alcanza el 9.5%, el cual se consume a nivel residencial. La mayoría de
esta electricidad es producida por medio de hidroeléctricas, proyectos
señalados por organizaciones y ambientalistas de destrucción de los recursos
naturales. Pero ¿Qué es más nocivo? ¿Utilizar la fuerza del agua para generar
electricidad y luego devolverla al cauce o talar un área boscosa para el
consumo o venta de la leña sin luego procurar su reforestación? Solo en esta
comparación podemos ver muchas contradicciones en los discursos.
A la fecha, la producción de electricidad por medio de hidroeléctrica
alcanza el 51.4%, de la producción nacional, repartiendo el resto entre bunker,
diésel, carbón y otros combustibles no renovales y contaminantes. Parece ser que
los ambientalistas prefieren el deterioro del a las opciones renovables. Algo muy
diferente a lo que pregonan y que al final significará el deterioro de los
recursos forestales del país.
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