Por Luis Pedro Coroy
Hay muchas cosas de la Semana Santa que me gustan y otras que
no tanto, pero es una fecha que admiro por las creencias de muchas personas,
como por ejemplo mi primo Allan quien me compartió algo de lo que para él es la
Semana Santa, espero les guste.
Yo disfruto de la
Semana Santa y no me refiero a la fiesta y todo lo que se asocia a esta festividad
sino que la disfruto como una tradición de devoción y solemnidad, porque así lo
aprendí en mi familia. Con orgullo puedo decir que “Soy un Cucurucho”
Es cierto que muchos
critican y no les gustan las procesiones pero no podemos negar que son parte de la
cultura de una buena parte de los guatemaltecos y son parte de nuestro
patrimonio. Tenemos las andas más largas del mundo, las alfombras más vistosas
y la devoción de nuestros artistas para componer marchas o imprimir los diseños
sacros que cada año sorprenden con su belleza ¿qué más podemos pedir?
Foto: Cucurucho en Guatemala |
Pero no solo se trata
de “ir a cargar”, se trata de un acto de fe que empieza mucho antes de la Semana
Santa en sí, con la ofrenda y espera por los turnos, la preparación de los
trajes, incluso preparación física, para los que participamos en varios o casi
todos los cortejos procesionales.
Para mí cargar es
identificarme aunque sea en una mínima parte con el viacrucis, tal vez muchos
lo han dicho pero sí es poder sentir el peso de la madera en mi hombro, que
crece y parece imposible de sostener, es parte de la devoción, de nuestro
compromiso con nuestra religión.
Foto: mirreopreis.nl |
No creo que haya
procesión grande o pequeña, aunque representan a distintas hermandades y templos,
todas son una forma de la fe y del amor de un pueblo por Jesús. Son un símbolo
de que nuestra sociedad puede ser mejor si tenemos a Dios en nuestros corazones.
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