jueves, 24 de julio de 2014

Nos queman el trabajo

Destruimos nuestro empleo y nuestros servicios. Foto de Prensa Libre

El momento actual puede ser tomado como cualquier cosa, quizá la mayoría no le preste atención a los síntomas que nos siguen rodeando y que de no detener a tiempo nos llevará a la anarquía. Es momento de cerrar filas, dar el paso al frente y no tolerar más este caos en el que nos encontramos.

¿Qué tiene que suceder para que nos indignemos? De verdad, no hablo solo de postear pensamientos y frases bonitas sino de replantear nuestras percepciones del mundo. Y especialmente de Guatemala. ¿Cuántas veces tienen que quemar las oficinas, rodear las instalaciones, secuestrar trabajadores y un extenso etcétera para que condenemos estos hechos?

Me refiero a la noticia de la quema de instalaciones de Energuate en Tiquisate. La razón dada por los vecinos: el exceso en los cortes de energía. Muy interesante, como se va la luz a cada rato, la solución es destruir las instalaciones de quien presta el servicio. Es como si por los baches en las calles decidamos destruir la carretera. ¿Les suena lógico?

Pues hay más. Resulta que esta es la supuesta “lógica” que justifican algunos activistas de Powerpoint y si no estás de acuerdo, es porque estás alienado, porque te engaña el Gobierno o no sabés nada porque sos de la capital. Eso es lo que dicen, utilizando los mismos prejuicios de los que se hacen las víctimas.

Pero, el punto central aquí es que no le estamos dando la importancia necesaria. Mucho es porque tenemos la idea de que estos problemas nos son ajenos, no nos importan ni nos afectan. Pero hay que tener cuidado, la semana pasada usé el ejemplo del ataque armado a Minera SanRafael. No fue un asalto, no fue una manifestación popular, fue un ataque planificado, fue una acción de guerra (que no vengan a vendérselo de otra forma, un escuadrón con armas atacando por la noche y disparando contra el cuerpo de seguridad no tiene otro nombre). Pero como vemos, cada vez más frecuente el “malestar” se extiende y lleva a medidas extremas. ¿Qué les impedirá que mañana incendien la tienda de la esquina, el colegio del “extranjero” o el supermercado con tarifas altas? Lo que hoy dejamos pasar, mañana se convierte en regla. Y caemos en la anarquía.

Los invito a que reflexionen sobre nuestra tolerancia, sobre nuestras convicciones con respecto a los negocios y a la misma gente. Además de afectar sus mismos servicios, participar en el robo de energía y en el saqueo, están quemando sus propios trabajos, sus propios servicios y afectando a su propia gente. Estos son los grupos que hoy están manifestándose. Y estamos jugando un juego peligroso. Yo condeno, repudio y rechazo estas acciones. No estoy de acuerdo con celebrar la destrucción de ninguna empresa privada. Y los invito a que se informen y que no apoyen estas iniciativas. Necesitamos respaldar a las autoridades, pero también presionarlas, exigirles que accionen contra los responsables.

Nuestros hijos nos lo agradecerán. Seamos valientes, involucrémonos y no nos dejemos más.


Por Güicho Godoy

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