lunes, 27 de octubre de 2014

El perfil del empresario siniestro

Continúo mi serie sobre los discursos simplistas que responsabilizan siempre al empresariado de todos los males de esta nuestra bella y pequeña tierra. Y bueno, al tratar de abordar estos prejuicios, es imposible escapar de varios prejuicios instalados en nuestro inconsciente colectivo. Para abordarlos los citaré uno por uno:

"Si triunfa es solo por conectes". Esto aplica a todas las ramas de la vida, pero especialmente a la del empresario. Pareciera que se nos ha enraizado aquella noción proveniente de la Colonia: quien es pobre o pertenece a cierto estrato social no puede ni debe ser bien visto. No se debe cambiar de estrato social, si se logra es por conecte y por favores. Así las cosas, el empresario, en su percepción más burda, es aquel que se ha aprovechado de alguien o algo para escalar. Un grosero error es este. El empresario quien se arriesga, invierte y asume el peligro de perder lo que invirtió debido a diferentes condiciones. Nuestro Estado, por ejemplo, está creado para sabotear a cualquier emergente. ¿No me cree? Vaya e intente poner "legalmente" un comedor. Tendrá que gestionar una patente de comercio, una patente sanitaria, tendrá que colocarse dentro de un régimen tributario el cual le quitará más dinero que el que usted ni siquiera ha ganado. Por ello la mayoría de emprendedores cierran antes de alcanzar los tres años. Y no lo digo yo, pregunte en el INE si acaso le miento.

"El empresario evade impuestos". La excusa que el Gobierno utiliza siempre que quiere hacer alguna dichosa "Reforma Tributaria" que siempre trata de aumentar los porcentajes de los impuestos ya existentes en lugar de simplificar la forma de tributación. Sabemos que cualquier cambio en el tema de impuestos será objetado por muchos actores, son medidas impopulares, por lo que la excusa siempre se dirige a lo más simple: "Como los empresarios no pagan, por eso no nos alcanza". Bueno está eso, si el Estado aplicara todo el peso de la Ley a quienes sabe, reconoce y tiene identificados, otro gallo cantaría, el Gobierno sería más popular y se notaría que está haciendo algo diferente. El problema acá es que solo se lanza al aire para desviar la atención y echarle la culpa a alguien. El dueño de una abarrotería, de una librería, de una venta de electrodomésticos paga IVA al comprar su mercadería, paga impuestos de importación, paga la gasolina del transporte, paga de todo y ese es empresario.

"El empresario paga mal". Este es, sobre todo, el argumento de los "analistas" que tienen una agenda ideológica que les tapa la vista. Vamos, aquí en Guatemala los únicos que ganan bien son los puestos altos del Gobierno y sus amigos financistas. Todos los demás "asalariados" ganamos mal, estamos poco capacitados, no somos eficientes y un gran etcétera. Perdón, se me olvidaba que hay perfiles altos, especialmente en empresas transnacionales que a niveles de gerencia y divisiones sus empleados ganan muy bien. Ellos también son empresarios. Pero la necedad es siempre simplificar demasiado el argumento solo porque es popular.

Y al final, todo analista se convierte en un empresario experto cuando vende sus servicios como "analista", como "columnista" o "politólogo" que defiende una causa, que está contratado para hablar ben de un candidato pero mal de un gremio. Esos abundan hoy y son cada vez más evidentes. Y sí, son empresarios también.

¿Dejamos atrás los prejuicios simplistas y empezamos a proponer? ¿Qué dicen?

Por Güicho G.

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