martes, 16 de septiembre de 2014

El pensamiento independiente

Ya pasó el fervor patrio. Luego de las marchas, las antorchas, los desfiles, el descanso y las frases nacionalistas nos toca volver a enfrentarnos a la realidad. Una realidad difícil pero en nuestro contexto, no podemos olvidar lo privilegiados que somos. Hablo de quienes accedemos a redes sociales todos los días, tenemos el privilegio de movilizarnos en nuestros vehículos, tenemos trabajos estables e incluso nos damos lujos como fiestas y viajes los fines de semana. ¿Somos o no somos afortunados?

Ahora bien, no tardan en aparecer (precisamente provenientes de este círculo de privilegiados) aquellos que critican la Independencia del país y de la misma persona. Se burlan del fervor patrio y aseguran que no somos libres ni independientes ni soberanos. Muchos se prenden de estos argumentos falaces, pretenden sonar intelectuales y "se la creen". A mí, honestamente me da risa, porque en su pretensión intelectual, no llegan a entender un mundo global. Quiero decir, sus argumentos de "sus carros son japoneses, sus computadoras coreanas, sus aspiraciones gringas", no amenazan en lo más mínimo nuestra soberanía.

Más en nuestro estrato caótico social de clase media, la independencia no tiene sentido por el simple hecho de que lo que usemos sea de aquí, de Guatemala. Tampoco tiene que ver con que las aspiraciones de la gente sea lo que ve en la televisión por cable de canales gringos. No, nuestra independencia, la que se celebra, es la separación de España y la instauración de un Estado nacional que sí existe. Y eso se celebra, ni más ni menos. No hablemos de la marca del carro, del televisor, del celular, eso es lo de menos, si no produce en Guatemala lo debemos importar, eso ocurre en todos los países del mundo sin que amenace su soberanía.

Eso sí, el reclamo debe ir hacia nuestras autoridades que aceptan cualquier recomendación hecha por la ONU o cualquier gobierno extranjero. El Banco Mundial, el BID o cualquier institución que recomiende el endeudamiento del país. Ahí es donde nuestra independencia debe verse reflejada y no dejarnos coaccionar. Ahí es donde la ciudadanía debe mostrarse unificada y exigir que el país tenga una postura íntegra e independiente. Dejar de ser un Estado servil e imitador y convertirnos en regentes de nuestro propio destino, como sociedad.

Los invito a que nos pongamos de acuerdo, a que dejemos la crítica superficial y falaz y comencemos a entendernos de verdad. Dejemos la ideología a un lado y comencemos a trabajar, a exigir un Estado más justo, con menos privilegios, con menos presupuestos inflados, con salarios acordes a nuestra realidad tanto arriba como abajo y dejando que la gente ejerza su libertad, como tal.

Es un poco soñador pero yo creo que es posible. ¿Ustedes?

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