lunes, 22 de septiembre de 2014

Un tanque cultural

¡Oh no! Un futbolista llegó al Ministerio de Cultura. Perdón el sarcasmo, pero esa indignación debería equipararse con información y conocimiento. Tristemente he tratado de indagar en los medios de prensa si se refieren a la preparación del mediático exdelantero Dwight Pezzarossi, quien luego de retirarse de la liga Mayor de Futbol se convirtió en el sustituto de Carlos Batzín, No sé ustedes pero yo no había leído nunca tanta indignación por un cargo que siempre ha sido el "políticamente correcto" del Gobierno de turno, donde se pone a un indígena para quedar bien.

Me preocupa nuestra falsa indignación: ¿Qué hizo Batzín o cualquier ministro antes que merezca considerársele mejor que alguien que no ha empezado a ejercer? ¿Nos da derecho ensañarnos con él solo porque lo hemos visto durante 15 años fallar goles con la selección? Claro, el cínico de entrada dirá que un futbolista no tiene preparación académica ni vocación para un cargo como este. Ahora bien, nuestra burocracia estatal existe a nivel tal, que un cargo de titular poco o nada influye en instituciones que nunca han servido a su propósito. Si no, que nuestros eminentes analistas digan cuándo fue el último ministro de Cultura y Deportes que privilegió el arte y la cultura por sobre el deporte. Entonces, ¿Por qué rasgarse las vestiduras por un futbolista, si los otros, siendo emblemas de un grupo cultural no han sido más que un adorno político para el presidente de turno?

Digo, no sabemos sus planes y no dudo que carezca de ellos. Hay procesos en marcha y compromisos, políticos y reales, que obligan y orientan la ejecución de una cartera. Difícilmente a estas alturas del año veremos algún cambio significativo, sin importar quién "dirija" esa institución.

¿Veremos la misma reacción indignada cuando nombren un actor de teatro? ¿Cuando sea un músico el ministro? Al final, creo que lo único que nos revela es el gravísimo problema que una colega ya describió de manera muy buena y efectiva: no es que un futbolista mediático sea ministro, el problema es que en un mismo ministerio colocamos dos entes tan distintos y asimétricos: el deporte y la cultura.

Creo que siempre debemos ser analíticos antes de criticar. En este caso he visto una saña especial que me parece vergonzosa. No espero mucho de esa ejecución, pero siempre ha sido un ministerio de adorno y buenas intenciones. Buenas intenciones que nos tienen de frente al precipicio.

Por Güicho G.

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