lunes, 29 de septiembre de 2014

Ahorremos como el Gobierno

Mi papá está casado y tiene tres hijos. Como cualquier persona promedio, gana menos de lo que su trabajo amerita y cada mes se enfrenta al reto de pagar la renta de la casa, el agua, el teléfono, dar para el gasto, hacer el "súper" que significa en realidad ir a regatear al mercado, comprarle útiles a mis dos hermanos menores, pagar las colegiaturas (cada año más caras), la gasolina del carro (cada mes más cara), las cuotas de celular. Mi mamá, lo ayuda, trabajando medio tiempo con ventas por catálogo. Todos los días recorre las calles vecinas y trata de vender para aportar más ingresos al hogar. ¿Cómo le hacen para que comamos todos los días? Yo no estoy muy seguro, pero que hay comida en la mesa (gracias a Dios) es un hecho.

Ahora bien, ¿Qué hace mi papá si de repente mi mamá ya no está recibiendo los ingresos necesarios? ¿Si el próximo año le aumentan la colegiatura y ya no alcanza para lo demás? Bueno, trata de adquirir un préstamo, lo cual no es una realidad muy tangible para alguien que no tiene garantías económicas. Ahora bien, luego de un año, la situación no ha cambiado y es cada vez más difícil cubrir las cuotas de ese préstamo. ¿Qué hace? Saca otro préstamo para tratar de cubrir el anterior. Y así, en un ciclo sin fin. Porque en estos casos, la deuda sí trasciende a la muerte y seguirá cobrando víctimas.

Hasta aquí con la historia. ¿Qué pasaría si mi papá siguiera el ejemplo del Gobierno sobre el manejo de los fondos? Bueno, pues sacaría un carro nuevo a plazos, cambiaría el comedor y el amueblado de la sala con una tarjeta de crédito y luego diría "Bueno mijos, ustedes tendrán que pagarlo cuando ya trabajen, porque sé que yo no lo voy a pagar mientras esté en el cargo". Y para pagar las cuotas elevadas de todas las compras, le entraría a un préstamos más, que no sabe cómo ni cuando va a pagar. Cada mes, haría un presupuesto irreal, poniendo que va a recibir ingresos que sabe que no va a tener y para mayor comodidad, va a contratar a un par de empleadas domésticas y un jardinero, porque son amigos de la familia y necesitan una chamba.

¿Usted es padre o madre de familia? ¿Cree que este último párrafo es lógico, tiene sentido o deriva de una conducta alienada y de un problema mental severo? Bueno, esa es la actitud del Gobierno. Cada año aprobando bonos y préstamos que no saben cómo van a pagar. Aprueban leyes para poder justificar las deudas siguientes y mientras se aumentan los salarios, crean cientos de plazas fantasmas para los cuates, ponen a gente incompetente y no calificada en puestos de dirección, a amigos encargados de dependencias no muy visibles y que devengan salarios irreales para sus funciones. Que no digan que no tienen dinero, porque sí hay. Pero que un ministro gane más de Q40 mil o que la vice se eche más de Q100 mil al mes es escandaloso y nefasto.

Piense en esta historia, ficticia, cuando la los titulares sobre un nuevo presupuesto desfinanciado a finales de noviembre, cuando lea que nos siguen endeudando con bonos y préstamos innecesarios, solo para cumplir con las necesidades sádicas de unos cuantos. Lastimosamente nuestro Gobierno no es ficción, y es un patrón repetido durante muchos Gobiernos.

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