En la tierra del " ahí después"

En los últimos días hemos podido ver algunas notas que describen muy bien un comportamiento que cada vez se vuelve más común entre los guatemaltecos, dejar las cosas para después.

Para citar un ejemplo más reciente, en el Congreso se ha solicitado demorar la discusión de las Reformas Constitucionales. La razón: los diputados no están conformes o dicen no conocer a fondo las propuestas de cambio. Esto aún cuando muchos de los legisladores argumentan que por 30 años se han buscado consensos en beneficio de la sociedad guatemalteca.

Independientemente, de lo que se busca reformar, lo cierto es que la falta de capacidad para ponernos de acuerdo es el principal obstáculo para crecer como sociedad. El resultado de esto es un organismo con poca credibilidad y falta de voluntad, la percepción de la mayoría de ciudadanos.

Otro caso que también se ha quedado para "después" es el remozamiento de las instalaciones del aeropuerto nacional, algo que indudablemente afecta la imagen como destino turístico y comercial. Ademas de restarle competitividad al país por carecer de las instalaciones adecuadas para entrada o salida de bienes.

La mala costumbre de dejarlo para después ha llegado a afectar muchas de las entidades estatales y su trabajo. Sea a propósito o no, también vemos el ánimo de retrasar los procesos en la Corte Suprema de Justicia y en la aprobación de leyes, muchas de las cuales se han discutido por años y esto arrastra una cadena de eventos con consecuencias negativas para el país.

Como ciudadanos y como sociedad es nuestro deber propiciar el cambio en este tipo de actitudes, pero debemos empezar por revisar nuestro comportamiento, lo que proyectamos en nuestra familia, el trabajo y todas las actividades que realizamos a diario.

¡El tiempo de hacer las cosas es ya!, abandonemos la idea del después, porque al final es un pensamiento que no deja nada más que la espera por algo que se puede lograr ahora.



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