miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿Por qué el presupuesto nos debe preocupar?

¿Más fondos? ¿Para qué? 
He visto cómo la apatía de la ciudadanía se contrasta con las dosis ocasionales de fanatismo.
Así como defienden, presumen, apoyan y sufren cuando juega el Barcelona o el Real Madrid, esas mismas emociones deberíamos sentir cada vez que llega noviembre y su fatal plazo para la aprobación del Presupuesto General de la Nación. ¿Acaso no nos afecta más que el clásico de España? La gente no muy comprende que toda esta indiferencia y miopía nos afecta, a tal grado que quizá para el próximo mundial, ya no pueda comprarse la tele que soñó, debido a la situación precaria de la economía del país. Talvez así se preocupe usted, amigo lector, porque un mal presupuesto nos afecta muchísimo.

Seamos breves, cada nueva propuesta presupuestaria es más cara y contempla más gastos que el anterior, pero, en contraste, la recaudación va para abajo. Así que en lugar de ordenar la casa (como haría cualquier familia) prefieren emitir más deuda, más bonos y demás. Independientemente de las normas legales que se quebrantan, hay un punto fundamental que se elude en la discusión: no se trata de que sea legal o no emitir bonos o adquirir deuda para pagar gastos de funcionamiento. Lo verdaderamente preocupante es la falta de conciencia de los funcionarios, que no nace de ellos la reducción de salarios de los altos rangos, la limitación de gastos de caja chica, la eliminación de los puestos duplicados, fantasmas y asesorías fantasmas que no sirven para nada y que según estudios, consumen al menos el 25 % de los recursos actuales. Yo, considero esta cifra aún conservadora, lo que se filtra en favores y tráfico de influencias creo que va por el 40 % del presupuesto.

Ahora bien, ¿Qué hacemos? Y aquí les planteo la pregunta: ¿Es más importante bloquear caminos para exigir la libertad de algunos mal llamados "activistas", para garantizar  privilegios para un grupo determinado, que para defender nuestros propios recursos? No, no es más importante. Debemos proteger nuestros bolsillos, nuestras inversiones, nuestros trabajos y nuestras aspiraciones. El Gobierno no está aquí para mandarnos sino para representarnos y decidir lo que más nos conviene. ¿Cree que los altos salarios de funcionarios no compensarían la crisis? ¿Cree que reducirle los salarios a la mitad no paliarían bastante el problema? ¿No considera que un presupuesto ajustado, reducido que no contemple el endeudamiento nos conviene a todos.

Yo creo que es imperativo que nos sumemos y les planteemos cara a estos sinvergüenzas. ¿Usted qué dice?

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