Somos maestros para
posponer las cosas hasta el último momento. Cambiemos eso y construyamos un
mejor país.
Los guatemaltecos nos caracterizamos por dejarlo todo para
el último momento. Esperamos hasta que la fecha límite está sobre nuestros
cuellos y de ahí andamos corriendo como pollos sin cabeza. ¿Por qué lo hacemos?
Cualquiera pensaría que se trata de una manera inconsciente
de autocastigarnos, de hacernos sufrir por motivos que podríamos evitar. Si
sabemos que el reloj corre más rápido en las mañanas, dejemos preparado lo que
necesitamos llevar desde la noche anterior. Es muy sencillo: basta planificar
qué ropa nos vamos a poner al día siguiente y dejarla lista en vez de esperar a
la mañana siguiente.
Tengo una vecina que todas las mañanas le grita a sus hijos
porque no encuentran un libro que tienen que llevar a la escuela, o porque no
saben dónde dejaron el pantalón del uniforme. En este caso, la culpa es de
ella: en vez de atormentar a sus pequeños, debería enseñarles a planificar.
Pero lo más seguro es que ni ella misma prepare con anticipación lo que ha de
llevar a su trabajo.
Y si eso pasa a nivel vida diaria, ya se imaginan a otros
niveles. En lo que a trámites bancarios se refiere, esperamos hasta el último
día para correr a pagar la tarjeta de crédito. Igual pasa con los impuestos,
con la declaración del IVA, con las consultas al doctor, con el pago del
Impuesto de Circulación de Vehículos y tantos trámites más.
A nivel estatal-municipal es lo mismo: las autoridades
municipales esperan hasta que los tragantes colapsan para enviar a las
cuadrillas a sacar las toneladas de basura que se han acumulado en las
alcantarillas, cuando se pudo hacer antes que empiece la época lluviosa.
Es por esa nefasta costumbre de, como dicen las viejitas,
buscar comadrona hasta que se rompió la fuente, que el país está como está. No
planificamos. No evitamos, sino que vamos corrigiendo sobre la marcha. Y así no
se puede.
Cambiemos eso. Dejemos de ser un país impuntual y tercermundista,
y empecemos a hacer pequeños cambios en nuestra vida diaria. Nos ahorraremos
mucho estrés y dejaremos de quedar mal con medio mundo. No es tan difícil.
Empecemos hoy, no mañana.