El año pasado pude leer en un periódico una columna
(disculpen, no recuerdo al autor) en la cual se hablaba de un encuentro de
empresarios internacionales y de cómo estos en algún momento le comentaron al
autor de la nota su intención de salir del mercado guatemalteco.
Tal vez el momento coyuntural no le dio la importancia
necesaria a este texto, como dicen fue una gota en un estanque pero provocó
ondas que hoy empezamos a ver. Muchas empresas podrían estar alistando maletas
dejando a muchos guatemaltecos sin empleo y al país en una situación económica
más complicada que la actual.
Uno de los modelos productivos más afectados en la actualidad
es el de las hidroeléctricas, empezando con Hidro Santa Cruz quienes indicaron
que “preferían ir a un país en donde quisieran el desarrollo”. Hoy también vemos
un fallo judicial que detiene otros proyectos similares (Oxec I y II) lo cual
muchos están aplaudiendo y celebrando cuando son los mismos quienes protestan
cuando hay incrementos en la energía eléctrica. Entonces como quien dice
queremos comer carne pero no queremos que la vaca esté en nuestro patio.
No es que el país no tenga las capacidades para otros
modelos productivos, pero la realidad es que nuestra capacidad hidrológica ya
la quisieran otros países y por lo mismo la debemos aprovechar. Pero como
siempre, la conflictividad le ha restado un paso a Guatemala hacia el
desarrollo. Si bien es cierto que existen convenios internacionales para proteger
derechos y territorios (como el convenio 169 de la OIT), estos no deberían ser
de uso arbitrario por quienes solo buscan perpetuar la desigualdad en el país.
Muchos de los que están en contra de los proyectos
productivos como las hidroeléctricas citan frases y admiran a personajes
políticos o históricos, entre ellos a Rafael Correa, presidente de Ecuador una de
las naciones con mayor potencial energético por medio de hidroeléctrica de Latinoamérica.
En una entrevista a un funcionario sobre la obra, pues al parecer esta estaba
en parte de territorios protegidos, explicó que su constitución permitía este
tipo de proyectos pues esta prioriza el desarrollo. En otras palabras, el país
es primero, lo triste que aquí en Guatemala todos velamos por nuestro propio
rancho sin importar los demás.
La realidad es que cada año las oportunidades son más
escasas en el país y con el cierre de empresas seguro esto no mejorará. El
valor de la electricidad no se debe medir en dinero sino en la capacidad del
país para producirla, ahí está el verdadero valor y una oportunidad enorme para
Guatemala para ser referente de desarrollo. Pero todos debemos remar en una
misma dirección, en un Rumbo Positivo.
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