miércoles, 11 de enero de 2017

Como onda expansiva

El año pasado pude leer en un periódico una columna (disculpen, no recuerdo al autor) en la cual se hablaba de un encuentro de empresarios internacionales y de cómo estos en algún momento le comentaron al autor de la nota su intención de salir del mercado guatemalteco.

Tal vez el momento coyuntural no le dio la importancia necesaria a este texto, como dicen fue una gota en un estanque pero provocó ondas que hoy empezamos a ver. Muchas empresas podrían estar alistando maletas dejando a muchos guatemaltecos sin empleo y al país en una situación económica más complicada que la actual.


Uno de los modelos productivos más afectados en la actualidad es el de las hidroeléctricas, empezando con Hidro Santa Cruz quienes indicaron que “preferían ir a un país en donde quisieran el desarrollo”. Hoy también vemos un fallo judicial que detiene otros proyectos similares (Oxec I y II) lo cual muchos están aplaudiendo y celebrando cuando son los mismos quienes protestan cuando hay incrementos en la energía eléctrica. Entonces como quien dice queremos comer carne pero no queremos que la vaca esté en nuestro patio.

No es que el país no tenga las capacidades para otros modelos productivos, pero la realidad es que nuestra capacidad hidrológica ya la quisieran otros países y por lo mismo la debemos aprovechar. Pero como siempre, la conflictividad le ha restado un paso a Guatemala hacia el desarrollo. Si bien es cierto que existen convenios internacionales para proteger derechos y territorios (como el convenio 169 de la OIT), estos no deberían ser de uso arbitrario por quienes solo buscan perpetuar la desigualdad en el país.

Muchos de los que están en contra de los proyectos productivos como las hidroeléctricas citan frases y admiran a personajes políticos o históricos, entre ellos a Rafael Correa, presidente de Ecuador una de las naciones con mayor potencial energético por medio de hidroeléctrica de Latinoamérica. En una entrevista a un funcionario sobre la obra, pues al parecer esta estaba en parte de territorios protegidos, explicó que su constitución permitía este tipo de proyectos pues esta prioriza el desarrollo. En otras palabras, el país es primero, lo triste que aquí en Guatemala todos velamos por nuestro propio rancho sin importar los demás.

La realidad es que cada año las oportunidades son más escasas en el país y con el cierre de empresas seguro esto no mejorará. El valor de la electricidad no se debe medir en dinero sino en la capacidad del país para producirla, ahí está el verdadero valor y una oportunidad enorme para Guatemala para ser referente de desarrollo. Pero todos debemos remar en una misma dirección, en un Rumbo Positivo.



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