Dos de los llamados cuatro elementos de la creación, uno el
antagonista del otro, sus propios némesis, sin embargo por un día convergen en
armonía en una de las expresiones más entusiastas para celebrar y despertar el
patriotismo en Guatemala, el 15 de septiembre, día en que se celebra la
Independencia.
El encendido del fuego patrio en El Obelisco se ha
convertido en una tradición, se dice que la primera “Carrera de la antorcha de
Independencia” se dio en 1959, a partir de ahí personas de todas partes del
país corren para llevar la llama de la libertad a sus poblaciones, un anhelo
por un cambio positivo.
Hago la referencia de “fuego y agua” por el hecho que ya también
por tradición el 15 de septiembre llueve fuerte, pero eso no es impedimento, no
calma los silbidos, no apaga el fuego sino alimenta la algarabía. Siendo Guatemala
un país con más del 50% de población joven, tranquiliza saber que es esta población
la que celebra con patriotismo el 15 de septiembre.
Claro, no falta quien diga que es algo sin sentido, que
afecta el tránsito y que no sirve para nada, pero yo le encuentro más sentido a
esta carrera de Independencia a que los gobernantes se dediquen ahora a dar “El
Grito de Independencia”, una celebración nacida en México y que está basada en
un hecho histórico de ese país. Que yo sepa, y están libres de corregirme, acá
nadie subió a un campanario a gritar ¡Independencia!, en todo caso, se debería
celebrar con música de marimba y quema de bombas, como cuentan lo hizo Doña
María Dolores Bedoya.
Las famosas antorchas de Independencia deben ser reconocidas
como otro aspecto cultural en nuestro país, así como se hizo con La Caravana
del Zorro o algo más fervoroso como las peregrinaciones y romerías a
Esquipulas. Una expresión que une a muchos guatemaltecos, que necesita algún
tipo de control es cierto, pero es innegable que es producto del fervor
colectivo y amor por la patria.
Este año dicen que fueron más de 40,000 antorchas
encendidas, si al menos cada una estuvo acompañada de 50 personas podemos decir
que 2 millones de personas corrieron para celebrar el 15 de septiembre, por
llevar un fuego de esperanza a sus hogares. Y el resto, nosotros, los otros 12
millones ¿qué hacemos para celebrar el 15 de septiembre? Es como dicen, si no
ayuda no estorbe y sí, aunque sea un poco molesto, al final terminamos
bocinando o aplaudiendo al paso de estos corredores empapados en patriotismo.
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