Se presentó el informe de Desarrollo Humano correspondiente
al ciclo 2016 y pues en resumidas cuentas, todo en el país va de mal en peor,
principalmente porque más del 80% de la población no tiene o gana lo necesario
para subsistir, prácticamente vivimos en un país de necesidades sin atender.
La otra cara de la moneda, el país de las maravillas en
donde los funcionarios públicos buscan vivir y aprovechar al máximo, se recetan
aumentos de hasta 10 mil quetzales como en el caso de la Secretaría de la Paz,
una institución por demás cuestionada pues lo menos que tenemos en el país es
paz, mucho menos seguimiento a los acuerdos suscritos hace más de 20 años.
Ah, pero también está la isla de la fantasía en donde se va
a elegir un nuevo presidente y la única propuesta que se conoce es la de
alguien que ofrece “salarios y trato digno” para los diputados. ¿En dónde queda
la dignidad de las personas, de los ciudadanos guatemaltecos que deben pedir
fiado o prestado para poder cubrir las necesidades de su familia? De quienes
han llegado a racionar o negar un pan a sus hijos porque no alcanza para la
comida del otro día.
Y no se diga del acceso a servicios de salud, educación o
seguridad. Más de 60 niños murieron por agua contaminada o el uso de sueros
caducados, lo alarmante de todo esto que no se trata de una mala práctica sino
que todas estas muertes se dieron en centros y hospitales del servicio de salud
nacional, sin que ahora nadie sea responsable.
A estas alturas ya no sabe uno qué sentir. Rabia, miedo,
asco o asombro. Señores funcionarios públicos, no se les eligió para que les
hagan fotos comiendo pizza o hamburguesas, ni para que asistan a procesos o
celebraciones en cualquier parte del mundo, se les eligió para que trabajen
aquí para la gente de aquí. Hagan historia como quienes cambiaron y salvaron la
vida de muchos guatemaltecos. No queremos más corrupción, lo único que queremos
es que trabajen por el bien del país, pues así como dicen: “la patria se los
agradecerá”.
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