No hace falta decir mucho para describir el trabajo que
Joviel Acevedo y Bernardo Caal hacen a la perfección: alimentar la
confrontación y, cada quien por su lado, negar el desarrollo del país por medio
de una educación de calidad.
Aquellos dos que antes estaban de acuerdo y velaban por los
intereses del otro hoy están enfrascados en una pugna con el único interés de
despedazar la raquítica imagen y devaluada decencia que tiene cada uno. Lo
lógico es pensar que Caal quiere el trono de Joviel, a toda costa. Hoy como
gatos panza arriba se defienden con uñas y dientes, y sí, ganará aquél con más
poder o quien haya hecho mejores tratos con los otros nefastos dirigentes
magisteriales.
Pero ¿cuándo inició la lucha por la sillita de oro de
Joviel? Al parecer el duelo de poderes se inició con el despido de Caal, el
cual respaldó el mismo Ministerio de Educación, hasta ese punto llegaba el
poder de Acevedo, hasta controlar quién podía y quién optar a una plaza en el
magisterio nacional. Se dice que hasta influyó en la decisión Ejecutiva en la
designación de nuevas autoridades, pero queda en eso, en un dicho.
Desde su llegada a la dirigencia magisterial, Acevedo se ha
empoderado a tal manera que puede sentarse en el Congreso o a la misma mesa que
el Presidente y recibir elogios por su buen trabajo al frente de la educación. ¡VAYA ELOGIO! (en política: dime quien te
halaga, y te diré de que pata cojeas)
Pero Caal no ha perdido el tiempo, pues si desde su despido
ha tratado regresar a la representación magisterial en el departamento de Alta
Verapaz, se ha aliado con algunos agitadores internacionales, principalmente
para financiar su enfrentamiento contra los proyectos productivos de Alta
Verapaz. Lo que no se ha puesto a pensar Caal que son esas mismas empresas las
que él férreamente trata de expulsar las únicas que han llevado asistencia a
las necesidades de muchas comunidades, algo que ni el mismo Estado ha hecho y
que el mismo Acevedo ha contribuido denigrando la imagen del docente para
sentarlo en el banquillo de “aquellos que solo sirven para hacer bloqueos y que
por un pan acompañan a Joviel Acevedo”… aquellos a quienes dicen defender son
los más afectados con sus acciones directas y en conjunto trae como resultado
comunidades en miseria llenas de niños analfabetas sin ninguna oportunidad de
sobresalir en el futuro.
Y sinceramente,
Bernardo Caal no va a construir escuelas, dar salud o algún beneficio a
estos pueblos sino lo que busca es pasearse por esos lugares como el cacique
que luchó y ganó ¿pero cuál es su interés realmente?
Mientras el humo de las fumadas de estos dos se dispersa,
debemos estar atentos a cómo se desarrollan las acusaciones, el proceso y el
desenlace de esta lucha de poderes oscuros, independientemente quién salga
victorioso sobre el otro, la educación será la más perjudicada. Ya sea por la
continuidad de la podredumbre de Acevedo o el inicio de un nuevo ciclo en donde
la sed de poder de Bernardo Caal provoque un estancamiento peor al que ya sufrimos.
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